sábado, 18 de septiembre de 2010

!Qué Bochorno! Papi

Los jefes policiales de Melilla, agredidos en Marruecos

Una muchedumbre les obligó a refugiarse en una peluquería

I. CEMBRERO - Madrid - 20/09/2008

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Las ansias por entrar fácilmente en Melilla hicieron perder los nervios, el jueves por la tarde, a un centenar de marroquíes, que pusieron en serios apuros a los mandos policiales de la ciudad autónoma que se encontraban de visita de trabajo en Marruecos. Una muchedumbre enardecida les increpó espontáneamente y les zarandeó hasta que las fuerzas de seguridad marroquíes intervinieron en su defensa.

    Marruecos

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    A FONDO

    Capital:
    Rabat.
    Gobierno:
    Monarquía Islámica.
    Población:
    34,343,219 (est. 2008)

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La policía marroquí intervino para defender y escoltar a los atacados

El teniente coronel jefe de la Guardia Civil, Ambrosio Martín, del Villaseñor; el jefe superior de Policía, Juan Manuel Calleja, y el delegado de Hacienda, Jesús Ignacio Pérez Aguilera, regresaban, acompañados de tres colaboradores, de una reunión con sus homólogos de Marruecos.

Vestidos de paisano -como lo solicitan sus anfitriones para que los encuentros sean discretos-, salían de Beni Enzar, la localidad fronteriza marroquí. Se dirigían a pie a Melilla cuando salió a su paso Said Chramti, un joven cuya entrada está vetada en la ciudad autónoma.

Chramti se abalanzó sobre Vicente Goya, el inspector jefe de la frontera, al que llegó a golpear, según un testigo presencial. A Chramti le secundaron rápidamente un centenar de viandantes que insultaban y amenazaban a los funcionarios españoles.

"Al ver que la cosa se ponía muy fea, la delegación optó por correr a refugiarse en una peluquería", distante de unos 300 metros del puesto fronterizo, relata otro testigo del incidente. "Con inmediatez dos funcionarios marroquíes que efectuaban su labor en el puesto fronterizo llegaron al lugar", señala una nota emitida ayer por la Delegación del Gobierno en Melilla, que omite precisar la identidad de los españoles agredidos. Ambos se colocaron ante las puertas cerradas del local para impedir que fueran forzadas.

"Ante la acumulación de personas ante el establecimiento", prosigue el comunicado, los dos agentes marroquíes "solicitaron los oportunos refuerzos que hicieron posible que los funcionarios de nuestro país regresaran a Melilla". Policías y aduaneros marroquíes se emplearon a fondo en despejar la entrada de la peluquería y después escoltaron a la delegación hasta el puesto de control de la policía española.

Said Chramti encabezó en junio y julio las protestas en la frontera contra las trabas puestas por la policía española para permitir el acceso a la ciudad, sobre todo por las tardes. De ahí que su blanco fuese el inspector jefe.

El bloqueo que organizaron entonces provocó el desabastecimiento de Melilla de los productos que importa de Marruecos, sobre todo frutas y hortalizas, pescado y materiales de construcción.

Chramti se manifestaba junto con dos decenas de jóvenes que se declaraban representantes de la sociedad civil de Nador, la ciudad marroquí colindante con Melilla. Juntos habían creado una agrupación para denunciar los supuestos abusos policiales españoles. Esa plataforma publicó ayer un comunicado en el que se disocia de la actuación violenta del que fue su portavoz.

Para los jóvenes de Nador entrar en Melilla significa poder divertirse en locales de ocio en los que se consume alcohol, que no abundan en su país, y trapichear en la frontera. Introducen productos de contrabando en Marruecos y obtienen así fácilmente unos ingresos. Las exportaciones irregulares de Melilla al país vecino rondan los 500 millones de euros anuales, según la Delegación del Gobierno.

Su máximo responsable, Gregorio Escobar, afirmó ayer, según la agencia Efe, que dará cuenta del "incidente" a los responsables consulares españoles para que "desarrollen la información prevista en estos casos". No le corresponde al Consulado de España en Nador, sino a la Embajada en Rabat pedir una explicación o entregar, eventualmente, una nota verbal de protesta sobre lo sucedido.

Este periódico solicitó al Ministerio de Interior de Marruecos su versión de los hechos, pero no obtuvo contestación. Al cierre de esta edición la MAP, la agencia oficial de prensa marroquí, seguía ignorando la noticia.

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